domingo, 9 de marzo de 2014

Villa Tunari



Convencidos de que desde este pequeño pueblo podíamos acceder al Parque Nacional Carrasco, llegamos después de 5 horas de trayecto en "trufi" (taxi interurbano compartido). En teoría iban a ser 3 horas, pero las lluvias torrenciales habían provocado un derrumbe y solo un carril de la ruta permanecía abierto. En el coche sonaba un estruendoso CD de cumbia religiosa una y otra y otra y otra vez... En el trayecto se veían grandes superficies de yungas y riachuelos que se escurrían entre la vegetación tropical. 

Paisaje antes de llegar a las yungas.
Llegamos por la noche así que nos alojamos en el único hostel del que teníamos referencias "El mirador", con una hermosa vista sobre el río pero algo caro. . Una vez allí, escuchando y contemplando a la luz de la Luna el caudaloso río y los altos árboles frutales nos dimos definitivamente cuenta de que habíamos dejado atrás el altiplano para entrar en otra zona climática radicalmente diferente. 
A la mañana siguiente paseamos por el pueblo descubrimos otro hostal más económico, "Hostal Pilunchi", que fue el primero en abrir en aquel pueblo. Junto con otra pareja de argentinos nos cambiamos al Pilunchi regentado por un simpático abuelo que nos recibió con camisa, calzoncillos y botas de agua hasta las rodillas.

En el 2º hostel
Tras realizar una breve excursión hasta "el chorro" (un simple chorro de agua que parecía un desagüe y que por alguna extraña razón figuraba como atractivo turístico en el mapa que nos dieron en la oficina de turismo) nos encaminamos hacia el parque Machía. Este parque sirve de refugio para animales salvajes liberados de las garras de los traficantes y de algunos circos. Hay más de 30 especies en él, pero son los monos araña los protagonistas. Acostumbrados como están a la presencia humana se acercan y juegan con los visitantes, incluso tratan de robar las botellas de agua que llevas. Los senderos que atraviesan el parque permiten ver bastantes insectos así como monos tití y ardilla. En el centro de recuperación de aves que tenían a la entrada había un águila gris algo cabizbaja, y en el sendero de acceso al parque una gran tortuga cruzaba el camino a velocidad de crucero.

Como el clima tan sofocante no permite grandes planes decidimos emplear la tarde en preparar unas pizzas en el quincho improvisado, robando un poco de leña a la antipática hija del dueño. 

A la mañana siguiente, tras desayunar los restos de la pizza que las hormigas no habían devorado, emprendimos camino hacia una zona de pozas en un riachuelo cercano. Tras caminar hasta el cruce-desvío del parque temático "La Jungla" tomamos el camino que llevaba hasta el hotel de selva "El puente". El riachuelo que pasa junto al hotel tiene más de 15 pozas naturales, a las que se llega por un camino que hay 500m antes del hotel. Como no encontramos el camino accedimos a través del hotel pagando 30 pesos cada uno. Las pozas de agua cristalina tenían pequeñas playas de piedras y arena, con una pared rocosa a un costado de la que caían enredaderas y lianas haciendo del lugar un sitio muy inspirador. 

Cerca de Villa Tunari hay cuevas que cobijan a pequeños murciélagos chupasangre y guácharos (pájaros ciegos), pero para llegar es necesario un guía, y al ser temporada baja nadie nos garantizó que encontráramos uno. También se puede acceder al Parque Nacional Carrasco, pero hay que pagar bastante al taxista para conseguir llegar, y nuestro presupuesto no podía soportarlo.

Así pues, esa misma tarde partimos hacia Sinahota desde donde los martes y sábados fletaban un bus para llevar a los campesinos al mercado de Santa Cruz. Nosotros utilizamos este transporte para llegar a la siguiente parada de nuestra ruta: Buena Vista, a sólo 100km de Santa Cruz.

1 comentario:

  1. Estuve en villa Tunari durante febrero de ese año y me aloje en el Pilunchi. Tuvimos muchos problemas con la esposa del hijo del dueño, una muy mala mujer. Son hermosos los paisajes que rodean la ciudad.
    Saludos!

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