viernes, 7 de marzo de 2014

Excursión a la cordillera de los Frailes

¡Hola de nuevo!
Tras un parón en el blog producido por el cansancio acumulado durante el viaje nos proponemos retomar la narración del viaje donde lo habíamos dejado. Aunque nosotros ya hemos regresado a Valparaíso seguiremos contando por aquí las etapas hasta

En la oficina de información turística de Sucre nos habían sugerido realizar una excursión de varios días a la cordillera de los Frailes, territorio Jal´qa, un pueblo famoso por sus tejidos oníricos plagados de animales mitológicos (http://www.incapallay.org/files/website_espanol/Los_Jalq'a_y_su_tejidos.htm). Tras unos días en Sucre nos pareció buena idea aventurarnos a conocer algo más del mundo rural boliviano, seguros de que iba a ser toda una experiencia.

Como el mapa proporcionado por la oficina de turismo no tenía una descripción muy detallada del lugar intentamos hacernos con algún mapa del instituto geográfico boliviano que incluyera esa zona, pero no conseguimos en ningún sitio un mapa oficial, así que nos llevamos una impresión del que incluye la guía Lonely Planet sobre Bolivia en su versión 2013 (página 225).

Nuestra idea era tomar un bus que nos llevara a Chataquila, realizar el camino del Inca hasta Chaunaca, y desde allí continuar por el camino hacia Maragua, para apreciar la extraña formación geológica del falso cráter. Tras esto pensábamos conseguir un guía local que nos llevara a ver las huellas de dinosaurio de Niñu Mayu, cerca de Humaca, y terminar la aventura en Potolo, desde donde debía haber transporte de regreso a Sucre.

Para llegar a la Iglesia de Chataquila en primer lugar hay que tomar el microbus F ó el 1 de la calle Hernando Siles, junto al mercado de Sucre. Tenemos que bajarnos en la salida Arravelo y allí preguntar por el transporte hacia Chataquila. Habitualmente sale un bus a las 10 de la mañana pero también puede haber camiones que vayan en esa dirección.

Tras una hora de viaje llegamos a la pequeña Iglesia de Chataquila, de donde parte la ruta del "camino del Inca", un antiguo sendero Inca ahora restaurado de unos 4 km que desciende desde la Iglesia hacia el pequeño pueblo de Chaunaca.


Vista del cráter de Maragua desde el camino del Inca
Las vistas desde el camino del Inca eran un tanto imponentes, con el valle al fondo y las enormes montañas guardando el acceso al territorio Jal´qa. En el mapa que nos dieron en informaciones turísticas de Sucre indicaba que en el pueblo de Chaunaca había  un centro de interpretación con información turística, pero no encontramos más que un puñado de casas desperdigadas junto al camino de tierra. Así que tras almorzar proseguimos el camino hacia Maragua.

Nos despistamos y tomamos un camino equivocado, pero pudimos volver sobre nuestros pasos y siguiendo la carretera llegamos a Maragua al atardecer. Otros viajeros siguieron el camino de tierra que une Socapampa con Maragua y tuvieron que vadear el río varias veces, perdiendo la senda en algún momento y retrasándose horas por este motivo.

La llegada a Maragua nos reveló un paraje increíble, un pueblito en medio de un hoyo que simulaba un cráter, con pliegues geológicos claramente visibles en las crestas que lo resguardaban. Es mejor incluir una foto para explicar la singularidad del lugar:

A la entrada del pueblo había una tiendita en que unos niños vendían agua, jugos, cigarrillos, galletas y nada más. Nos indicaron la casa de una señora que alojaba "gringitos" (así llamaban a todos los extranjeros que visitaban la zona, sin distinción de nacionalidad) como alternativa a las cabañas más caras que venían anunciadas en el mapa turístico. Llegamos a casa de la señora y la encontramos tejiendo un tapiz típico de su cultura, su hija nos hizo de traductora (pues la señora, al igual que muchos otros miembros de la comunidad apenas entendía el castellano) y nos ofreció por 40 pesos pasar la noche con cena y desayuno incluido. Además nos presentaron al señor Basilio, que amablemente se ofreció a hacernos de guía para llevarnos hasta las huellas de dinosaurios de Niñu Mayu y encaminarnos por la ruta hacia Potolo al día siguiente. Esa noche compartimos cena con otros cuatro viajeros que habían hecho el mismo recorrido que nosotros hasta llegar a Maragua.

Al día siguiente Basilio nos llevó a ver la garganta del diablo antes del desayuno, una pequeña cascada que parte desde el cráter de Maragua hacia el valle del río Ravelo.

La roca simula una boca de la que mana el agua
Tras el desayuno Basilio estaba ya preparado, con su bolsita de hojas de coca, para llevarnos hacia las huellas de dinosaurio, pero el sobresfuerzo realizado el día anterior y algunos problemas gástricos nos hicieron cambiar los planes y adelantar el regreso hacia Sucre. Desde Maragua sólo hay un camión que llega a Sucre los viernes y domingos, como justo era domingo Basilio nos indicó donde tomar el camión para poder llegar en el día a la ciudad. Pero antes caminamos hacia un mirador cercano para apreciar el valle del río Ravelo en todo su esplendor.

Nos creíamos afortunados por tener transporte directo desde el pueblo hacia Sucre, pero este viaje bien pudo ser el peor de toda nuestra aventura. Estábamos a sólo 40km de Sucre y nos llevó 5 horas completar la travesía en un camión de madera al que no paraba de subir gente. Como ese era el único transporte de la zona hacia la ciudad todo el mundo se acercaba a la ruta para viajar en el camión, y por muy lleno que fuera el conductor no podía dejar a nadie en la ruta porque no había alternativa. Así que hubo un momento en que en el remolque había un batiburrillo de señoras, niños, gallinas, sacos, bombonas de butano, ancianos,.... incluso había gente viajando en los laterales del remolque por la falta de espacio. 

En un momento dado el conductor paró el camión y dio instrucciones en quechua para que la gente se pusiera a apuntalar con rocas un trozo del camino que estaba a punto de ser arrastrado por un torrente, así que todo el mundo, incluso las cholitas enfundadas en su traje típico, comenzó a lanzar rocas desde la montaña hacia el camino como si toda la vida hubieran hecho eso. Los únicos que parecíamos sorprendidos por las condiciones del viaje eran los cuatro viajeros con los que habíamos compartido cena y nosotros, ya que para el resto de personas esa forma de viajar era su día a día.
El viaje continuó y llegó un momento en que con tanta gente Clara ya no sabía donde agarrarse y tampoco había espacio para sentarse. Tanto agobio unido a los problemas intestinales que sufría en el momento la hicieron tener que avisar para parar el camión y tomar aire. El conductor y otro pasajero propusieron a Clara que lo mejor era que tomase un trago de Alcohol etílico para las heridas a lo que ella se negó pues presentía que eso no la ayudaría mucho. Insistieron en que al menos lo oliese pero siguió negándose, solo necesitaba respirar aire. Para continuar el viaje mejor Clara fue en la cabina con el conductor, lo que pensó que era una suerte hasta que llegó ahí dentro con otros 6 adultos y un niño.
Fue el viaje más largo y tedioso que hayamos hecho nunca pero al fin llegamos a Sucre para descansar y continuar el viaje al día siguiente: rumbo Cochabamba.

3 comentarios:

  1. Clara te he escrito un mail, me gustaria mucho hablar contigo!!!!!!!!! Disfruta amor!

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  2. Hola necesito comunicarme con ustedes porque tengo pergntas sobre las fotos

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