domingo, 2 de febrero de 2014

Sucre y las siete cascadas

Hola! Despues de dos semanas de sequía seguimos con nuestra crónica.

El trayecto hacia Sucre estaba dividido en dos partes. La primera era en autobús a Potosí y la segunda dependía del número de viajeros que fueran a Sucre: si éramos muchos cambiaríamos de autobus y con poca gente la empresa de transporte pagaría a un taxista interurbano para que nos acercase. Nosotros ansiabamos ser poca gente para poder viajar en taxi, que tardaría menos y sería más cómodo. Y así fue como caímos en las manos de Gabriel, taxista interurbano nocturno. 

Si el trayecto usual demora unas 4 horas nosotros tardamos 2h y media, Gabriel se conocía la carretera y tomaba las curvas en linea recta. Era un profesional de la conducción nocturna, y por eso adelantaba a otros coches en curvas muy cerradas apagando las luces para ver si venía algun coche defrente. Era un tipo graciosete que en cuanto veía un perro callejero cercano a la carretera le enfilaba con el coche y amagaba atropellarle mientras gritaba "perro locoooooo!!!!". Era un asiduo consumidor de hoja de coca, cada 5 segundos durante todo el trayecto se metía alguna hoja en la boca, y el tamaño de su carrillo excedía varias veces el de su cerebro. Sin lugar a dudas uno de los personajes del viaje.

Sea como fuere llegamos de madrugada a Sucre, y tras pasar la noche en el Hosteling International cercano a la estación salimos dispuestos a conocer la ciudad y buscar un hostel más barato. Al pasar por el mercado campesino tuvimos una sensación de ajetreo y caos, en la misma proporción que el tamaño de este mercado, que se pierde por múltiples calles de la periferia. Es el lugar más barato para comer o hacer la compra, aunque en el mercado central también se puede comer económico y encontrar una gran variedad de productos.En el alojamiento Urus, cercano al mercado central, encontramos una pieza muy económica; y aunque la limpieza era escasa la relación calidad precio es aceptable. 
 
Deliciosos zumos de frutas en el mercado central
El museo Nacional de Etnografía y Folklore presenta una colección de máscaras y disfraces de los distintos pueblos y culturas que conforman la actual Bolivia. Además cuenta con una sala dedicada a la difusión de la cultura Uru Chipaya, un pueblo que debido a la presión aymara y la creciente occidentalización está perdiendo sus señas de identidad, bastante únicas. El mejor mirador de la ciudad se encuentra en el barrio de la Recoleta, y aunque muchas de las fotos turísticas de la ciudad se toman desde el tejado de la iglesia de San Felipe Neri el mirador de la Recoleta ofrece una mejor panorámica, y gratis. 
Vista desde el mirador de la Recoleta
 
Sede del tribunal supremo de Bolivia
La plaza central está muy cuidada, y los edificios coloniales la hacen digna de visitar. En realidad por toda la ciudad se aprecia el pasado colonial, edificios encalados y con amplios patios recuerdan al estilo arquitectónico del sur de España. Como la ciudad tiene pequeños cerros al pasear por sus calles es agradable ver las blancas casas que suben por la calle hasta el siguiente cerro.

Hay muchas rutas a lugares cercanos a la ciudad organizadas por los operadores turísticos, pero son caras, y teniendo un poco de tiempo gracias a la ayuda prestada por la oficina de turismo pudimos organizar nuestra propia escapada a la cordillera de los frailes.

El primer día que tratamos de ir llegamos tarde a coger el transporte que nos llevaba hasta allí, ya que a las 10 de la mañana sale el último camión. Dedicamos el día a realizar otra de las excursiones recomendadas, la de las siete cascadas. Tomando el microbus Q en las cercanías del mercado central tienes que caminar unos 3 km desde la última parada hasta llegar al río, subiendo un poco por su cauce empiezas a ver a los turistas arremolinados en las sucesivas caídas de agua que conforman el lugar. Aunque no tenían mucha agua en la época en que estuvimos hay que reconocer que el entorno es bien bonito, pese a los desperdicios con que algunos visitantes decoran el lugar. La excursión a la cordillera de los frailes para la próxima entrada.

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