miércoles, 12 de marzo de 2014

Buenavista

No pudimos entrar al Parque Nacional Carrasco, por lo que intentamos acceder al Parque Nacional Amboro y por eso llegamos a este pueblo: Buena Vista.
El autobús nos dejó en el cruce del pueblo con la ruta a Santa Cruz, a 2 km del centro del pueblo. Como era de noche no teníamos esperanzas de encontrar un alojamiento económico abierto pero aún así preguntamos a la primera señora que vimos sentada en una silla a la puerta de su casa. Casualmente ahí mismo había unas habitaciones que se arrendaban a buen precio. Hablando con la desconocida que nos ofreció alojamiento resultó que era maestra pero se cansó y fue a España a cuidar a personas mayores durante 9 años;  con lo ahorrado volvió a Bolivia para montar una hamburguesería. En fin, era una señora muy peculiar, menos mal que llegó la dueña del alojamiento y pudimos descansar.

Al día siguiente paseamos por el pueblo mientras la boca se nos hacía agua al ver tal variedad de dulces y salados en los puestos de la calle (sobre todo del mercado). También estuvimos indagando los precios de las excursiones para ver el Parque Nacional Amboró pero estaban disparados así que nos dimos cuenta de que por ahí tampoco veríamos el parque. 
Como el pueblo era tranquilo, el alojamiento barato y necesitábamos descansar, nos quedamos un día más. 

Al día siguiente paseamos por el pueblo, comimos en el mercado y probamos por fin la deliciosa sopa de maní y el achachairú, un fruto chiquito y bien ácido que "crea adicción". 
También conversamos con Sandra quien nos hizo una clara demostración de la división política y racial que se vive entre Santa Cruz y el resto de departamentos de Bolivia, lo triste es que no fingía si no que lo pensaba realmente. Sandra contaba quienes eran los Coya (personas pertenecientes a culturas originarias) y quienes los Camba (personas de alto estatus, raza blanca y cultura occidentalizada descendientes de los criollos) haciendo deliberadas manifestaciones racistas hacia los primeros. Muertos del asco decidimos huir para no seguir escuchando barbaridades y fuimos a dar una vuelta mas al pueblo. Fue entonces cuando conocimos a a un chico colombiano que estaba viajando con el que compartimos el día, la cena y unas cervecitas.

Al día siguiente compartimos desayuno con nuestro amigo en un bar cercano a la plaza de armas donde nos pusieron un documental sobre la historia de Buenavista. Después, partimos a continuar nuestro viaje rumbo Santa Cruz.

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