viernes, 3 de enero de 2014

Amaicha del Valle y Quilmes

Por fin hemos encontrado un cyber con conexión decente para editar esta entrada. Los ciber no tendrían conexión a internet pero sí que tenían bastantes virus, que nos han borrado las fotos que teníamos de Tucumán, Córdoba, Mendoza y Tafí del Valle. Suerte que subimos algunas al blog.
Llegamos en la parte trasera de una camioneta haciendo autoestop al pueblo de Amaicha, con una vista espectacular de las montañas que ibamos dejando atrás (las fotos las hemos perdido).

Recién llegamos probamos los tamales caseros, formados por una pasta de harina de maiz y calabacín mezclada con carne y envuelta en hojas de maíz y horneado. Encontramos un camping (con piscina y todo!) y hablando con el resto de viajeros nos indicaron qué lugares visitar y cómo hacerlo. El pueblo de Amaicha del Valle es mucho menos turístico que Tafí, y las personas, las casas, el ambiente recuerdan cada vez más a su pasado originario. 


Junto a la plaza del pueblo la cooperativa de artesanos ofrece una muestra de la más variada gastronomía y artesanía locales. Por el contrario el museo de la Pachamama es una creación de un comerciante local sin ningún resto arqueológico y con una entrada bastante cara, así que no fuimos. Junto al cauce seco del río hay una escultura de la diosa de las estrellas, de madera tallada con piedras, santuario para los viajeros más hippies. 

Por la tarde visitamos las cascadas del remate. Tras una caminata de 8 km se llega a un pequeño cañón natural donde la corriente de agua salta en 3 cascadas de unos 3 metros cada una. Es un lugar protegido por la comunidad indigena amaycha, que te cobran una entrada de 15 pesos para visitar este santuario. Si bien es bonito nos esperabamos algo más del lugar. 

Al día siguiente por la mañana temprano un remis (taxi por puestos, 10 pesos) nos llevó hasta Quilmes, a 5 km de las ruinas del pucará (fortaleza indígena) más famoso de Argentina. La entrada a las ruinas son 20 pesos con guía incluido, que tras unas explicaciones iniciales sobre la historia, cultura y sociedad de los diaguitas (el pueblo que habitaba toda esta zona de los valles calchaquíes) te deja vagar libremente por las ruinas. 

El nombre de Quilmes significa “entre montañas” o “entre fuertes”. El pueblo diaguita resistió la invasión inca y fue uno de los últimos sometidos por los españoles. Durante 150 años hicieron frente a las sucesivas oleadas invasoras, pero cuando los españoles les sitiaron en Quilmes, arrasaron sus cultivos y desviaron el cauce de agua que los abastecía se vieron en la disyuntiva de rendirse o morir. Como castigo a su audaz resistencia los españoles les hicieron recorrer a pie el trayecto que los separaba de Buenos Aires, en ese tránsito murieron el 90% de los quilmes. En Buenos Aires se fundó el barrio de Quilmes tras la muerte del último de sus descendientes, hacia 1800. El lugar es bastante impresionante, desde lo alto del cerro se controla todo el valle, a la vez que se intuyen las ruinas de lo que en tiempos fue una populosa ciudad de 5000 habitantes, con sus casas, graneros, talleres y el templo central. Merece la pena la visita, pese al Sol atorrante. 

A la salida tuvimos mucha suerte: una pareja nos acercó hasta nuestro camping, desviándose de su propia ruta, y esperaron a que recogiésemos el campamento para llevarnos a nuestro próximo destino: Cafayate. No tenemos muy buena conexión así que las fotos las subimos otro día.
Huaira Huasi cerca de Amaicha del
Valle

Cascada del Remate en Amaicha

En el Remate

Vista del pucará de Quilmes

Quilmes desde el cerro

Inmensidad del valle de Quilmes

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