domingo, 20 de abril de 2014

Ciudad del Este

 En realidad íbamos a Ciudad del Este únicamente para pasar a Iguazú, Argentina, pero nos habían comentado que la tecnología allí era muy barata así que decidimos echar un vistazo. Nos adentramos en aquella ciudad sin saber qué encontraríamos y si bien es verdad que no es un lugar bonito si es digno de ver por lo curioso y peculiar del lugar.

Hay que empezar explicando que es una ciudad creada con el objetivo de comercializar por su situación estratégica (en la triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina). En la oficina de turismo te dan un mapa, pero no uno turístico, sino uno en el que se indican las tiendas y centros comerciales. Cuando llegas al centro neurálgico del consumo mires donde mires verás luces de neón, unas sobre otras, anunciando comercios. Nunca fui a Londres ni a EEUU pero recuerda a la típica imagen de Piccadilly o de Time Square (a lo latinoamericano, por supuesto)


Por la calle te arrasaban ofreciendote productos:

"¿Que quieres?, perfume, informática, electrodomésticos... ¿qué estás buscando? Ven conmigo que es mejor que este centro comercial"

"- Calcetines! ¿Cuántos quieres? 4 pares por 10.000.
- No
- 5 pares por 10.000.
- No
- 10 pares por 10.00."

La electrónica era verdaderamente barata, así que si en algún momento pasas por allá, aprovecha si es que te hace falta algo.  El ambiente de la ciudad recuerda a cualquier gran aglomeración comercial de cualquier época histórica: muchísimos comercios, infinitos puestos de venta ambulante y un gran número de carteristas acechando a los incautos compradores (sobre todo brasileños y argentinos) que viajan a la ciudad para hacer negocios revendiendo por el doble de su precio los productos allí comprados. Fue muy entretenida la mañana por la ciudad, toda una experiencia.

A la tarde fuimos a ver la represa de Itaipú. La 2º presa más grande del mundo y la 1º en producción eléctrica que comparten Paraguay y Brasil. Para llegar había que tomar un autobús urbano desde el rodoviario y que te deja a unos 500 metros de la entrada a la presa. Una vez allí te enseñan un vídeo sobre su "genial y gran obra" (por supuesto no te dicen nada de su impacto medioambiental)  y en un autobús te dan una vuelta por toda la presa enseñándote cada sector y con explicaciones sobre éstos. La entrada es gratis y el autobús va incluido. la visita dura aproximadamente 2 horas contando con los trayectos de ida y vuelta.

La verdad es que es muy impresionante pero nada bonito. Sobre todo si piensas en que su construcción implicó tanto dinero para que la mayoría de la energía que se produce en el lado paraguayo se malvenda a Brasil y que para construirla destruyeron unos saltos de agua similares a los de Iguazú.

Después de la excursión volvimos a Ciudad del Este para tomar el bus hasta Iguazú. Éste se toma en la terminal o en cualquier parte de su recorrido. Son más baratos que el barco que te cruza y te dejan en el centro de Iguazú. En el trayecto tiene que parar en migraciones del Paraguay para que te sellen la salida (si es que no eres paraguaya, ya que para éstas no las obligan a realizar este trámite). De nuevo tuvimos que esperar otro autobús y amenizamos el tiempo tomando un rico tereré, la bebida más popular de Paraguay que consiste en mate, yuyos (raíces y plantantas arómáticas) agua fría y hielos. Es muy refrescante lo cual suele hacer falta por ese país tan caluroso y húmedo.

En meno de una hora habíamos abandonado Paraguay, cruzado Brasil y llegado a Puerto Iguazú, en Argentina.


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